lunes, 23 de abril de 2012

Como realizar un contrato conductual


Un contrato conductual es un documento escrito que indica las acciones que el sujeto está de acuerdo en realizar y establece las consecuencias del cumplimiento y del no cumplimiento de tal acuerdo.
Implica el intercambio recíproco de recompensas en relación a conductas específicas de los firmantes del contrato.
Los contratos son especialmente útiles en personas con poca capacidad de autocontrol.
En un contrato conductual debe especificarse:
a) La conducta que se espera que emita cada persona implicada.
b) Las consecuencias que se obtendrán en caso de realizar estas conductas.
c) Las consecuencias que se obtendrán en caso de no realizar estas conductas.
Además puede incluir:
a) Cláusula de bonificación por largos periodos de cumplimiento.
b) Un sistema de registro que permita controlar las conductas emitidas y los refuerzos recibidos.
Reglas básicas para contratos conductuales con niños
1. La conducta exigida debe ser fácil y la recompensa inmediata. Cuanto más pequeño sea el niño, menor y menos simbólico, debe ser el refuerzo.
2. El contrato debe requerir un incremento progresivo de exigencias.
3. Las recompensas por cumplir el contrato deben ser muy frecuentes aunque sea pequeñas. Puede pasarse del refuerzo material al social.
4. Las conductas deben estar especificadas, de forma que el niño tenga evidencia de hasta que punto lo ha cumplido.
5. Debe recompensarse el comportamiento adecuado después de que este ocurra, nunca antes.
6. El contrato debe ser justo para las dos partes y debe ser aceptado por el niño.
7. Los términos deben estar claros: qué debe hacerse y cuantas veces.
8. El contrato debe ser positivo (que produzca consecuencias positivas y no una retirada de castigo). Motivación intrínseca
9. Debe usarse de manera sistemática y no sólo en ocasiones
10. Las consecuencias a los acuerdos establecidos en el contrato deben ser independientes.

Fomentar la confianza del niño en sí mismo

Para que un niño se encuentre a gusto consigo mismo, debe percibir que se tiene en cuenta lo que dice, que se valoran sus facultades, que se le respeta y que confía en él. Quienes conviven con él deben fomentar su autoestima a costa de cambiar su foco de atención, del fracaso al éxito.
  • · Palabras que hacen milagros: Escuche atentamente lo que le cuente su hijo. Hágase eco de lo que diga, mírele a los ojos mientras conversa con él y déjele que acabe de hablar sin interrumpirle. Demuéstrele su interés y hágale saber que le importa lo que le está contando. Anímele.
Estupendo”, “Así se hace”, “Me gusta”, “Confío en ti”.
  • · Así se hace: Esté pendiente de lo que haga su hijo, valore su esfuerzo y échele una mano si necesita ayuda. Cuando las cosas no le salgan del todo bien, guíele, pero no le critique. “Vaya…, si lo ordenas un poquito más estará perfecto”. Haga la vista gorda con lo que esté mal y fíjese en lo que está bien. Demuéstrele que está satisfecho y orgulloso de él.
Lo has conseguido”, “Está bien”, “Debes estar orgulloso, lo has logrado”, “Está mucho mejor”, “Realmente estás mejorando mucho”.
  • · Respeto y confianza: Valorar el esfuerzo no el resultado cuando éste deja bastante que desear. Anímele a que haga todo lo que pueda. Si no se le dan responsabilidades y no se confía en él, se sentirá inadecuado, torpe, incapaz, dependiente. Trátale como te gustaría que te trataran a ti, así no meterás la pata nunca. Elija sus palabras con mucho cuidado, anímele y hágale sentirse importante.
  • · Saborear las mieles del éxito: No hacer una montaña de los problemas que tenga el niño con los estudios. Buscarle hobbies, intereses o actividades al aire libre para que puedan disfrutar de la vida. Cambiar el “chip” de lo que no saben hacer a lo que saben hacer. Los niños que tienen confianza en sí mismos son los que triunfan en algo. Hay que ayudarles a encontrar en qué consiste ese algo.
Fuente:
Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica de Alcobendas
Consejería de Educación. Comunidad de Madrid
Marisa Ramón Fernández

Recomendaciones para jugar con niños con trastorno severo de lenguaje



Es necesario recordar que el primer paso será siempre, desarrollar la acción conjunta, que permita el juego colaborativo, simbólico y social.En el caso de que existan pocas habilidades comunicativas y/o verbales se recomienda:
■Escoger un material simple, que pueda ser manipulado fácilmente por el niño.

■Usar juguetes que permitan alternar turnos (encajes, puzzles, muñecos).

■Usar animales de juguete, muñecos y objetos cotidianos para construir acciones cotidianas dentro del juego (lavar, comer, dormir, etc.).

■Intentar mantener la actividad con un solo tipo de materiales o situación por al menos 5 minutos.

■Usar un lenguaje simple, de frases cortas, indicando y nombrando los objetos a usar, de modo reiterativo, para que el niño entienda claramente y pueda incluso repetir algunos gestos o palabras.
 
■En ocasiones, jugar en espacios reducidos y con pocos objetos, para que el niño atienda a las acciones y las personas de modo regular.

■Incorporar nuevos juegos o materiales de modo progresivo, pero lento, para diversificar los intereses del niño.

■Premiar con abrazos o elogios el buen comportamiento.

■Ante rabietas, pataletas o agresiones, suspender el juego. Conviene hacerlo ordenar todo (le guste o no) a modo de consecuencia negativa de su mal comportamiento. Ofrecerle volver a jugar una vez calmado.

Para el caso de niños con habilidades verbales:

■Escoger juegos o materiales que permitan turnos, roles y que puedan incorporar lenguaje.

■Equivocarse para que el niño nos corrija.

■No entender, para que el niño nos explique.

■Negociar reglas de conducta como normas del juego (el que habla, se para, etc., pierde).

■Otorgar el rol directivo al niño para que verifique si lo hacemos bien o cumplimos las normas.

■Variar la frecuencia de triunfos y derrotas. Cuando el adulto pierde, mostrarle al niño diversas formas de reacción frente a la frustración, para luego incorporarlas a las normas de conducta.

■Variar las personas o pares que puedan ser incorporados a los juegos. Es importante recordar que la emoción surge de la interacción entre los aspectos biológicos heredados y las maneras de vincularse con los demás.

Por esta razón, siempre que nos encontremos frente a un niño o niña con problemas de lenguaje y comunicación, el mayor esfuerzo para la interacción habremos de ponerlo nosotros, ayudando a los menores a observar, identificar y manifestar todo tipo de emociones, para que puedan construir un desarrollo social y afectivo lo más completo posible.

Por último, nuestra actitud debe ser regular, coherente con los límites que vamos poniendo y con un sentido gradual de exigencia. Generalmente, los logros son progresivos, por lo cual, los adultos necesitamos, tanto como los niños, prepararnos para enfrentar la frustración frente a las dificultades que el manejo conductual presenta, a terapeutas, profesores y, por sobre todo, al entorno familiar. Este último, debe actuar de manera concertada, apoyando no sólo la terapia, sino, que también, los límites y reglas que los padres proponen, ya que son estos últimos, los que deben y necesitan convivir diariamente con sus hijos/as y sus dificultades.



El juego y el manejo emocional



Otro aspecto a considerar a favor del juego, es que jugar es muy distinto de frustrarse. Jugar es hacer lo que me gusta, es aprender a disfrutar lo que me cuesta un poco más, hasta hacer del aprendizaje algo entretenido y, por tanto, algo que me permite compartir con personas, aun cuando exista un alto nivel de exigencia social.

De este modo, más que imponérseles reglas de comportamiento, son los niños quienes incorporan de modo natural ciertas conductas y actitudes, sin necesitar un control estricto, rígido o agresivo por parte del adulto.

Para el caso de niños con trastornos mayores, el hecho de enseñarles a jugar de modo diferente con un mismo objeto, o a manipular diversos materiales, permite que aumente el rango de intereses y motivaciones, a la vez que ayuda a desarrollar una conducta y emocionalidad más flexible. Esto resultará a la larga en niños cuyo comportamiento entrega más elementos para poder trabajar o estimularlos, junto con el hecho de tener mayores oportunidades de ser consolados y poder así manjar la frustración frente a las dificultades cotidianas.

Un niño que usa una mayor variedad de objetos (vasos, cepillos de dientes, lápices, bloques, autos, muñecos, etc.), no sólo puede entretenerse más, realizar más acciones en su mundo físico, sino que además, entrega más oportunidades para interactuar con él, debido a que tiene más objetos de atención y motivación. Un niño que hace más cosas, por sencillas que sean, está más en el mundo, pide más cosas y mira más acciones o situaciones.

El hacer algo, siempre implica cambios neurológicos y fisiológicos, los cuales son interpretados por el organismo como una emoción. Tal emoción surge de manipular objetos, sentir cómo el cuerpo se mueve, percibir colores, formas, texturas y escuchar las voces que nos alientan, las caricias que nos premian y los abrazos que nos transmiten la emoción de quien nos cuida.

Un niño que hace más cosas, tiene más emociones. Si es observado y premiado socialmente, tiene emociones positivas construidas en la interacción con otros. Comienza a hacerse “adicto” a tener atención y a interactuar de manera positiva con los demás. Es muy frecuente que luego de unas semanas de juego y acción conjunta, muchos niños miren más, requieran atención social, manipulen de otra forma objetos comunes u ofrezcan los objetos al adulto como una forma de invitarlos a participar de una actividad.

Es fundamental que cada niño/a pueda interesarse por muchas cosas, compartir actividades con otros y poder participar por períodos de al menos 5-10 minutos en cada juego. A esta capacidad básica para la interacción humana se le llama Acción Conjunta y, como ya señalamos en otro capítulo, corresponde al primer objetivo a desarrollar en casi la mayoría de los niños con dificultades de comunicación o interacción social.

Luego de lograda, la acción conjunta permite generar instancias de juego colaborativo, alternancia de turnos y roles y compartir juego simbólico. Todo esto estará mediado por la comunicación no verbal y el lenguaje, facilitando el aprendizaje significativo y funcional. Es importante que lo que se aprende, sobre todo en relación al lenguaje y la comunicación, le sirva a los niños para obtener cosas, acciones , información o atención, a la vez que puedan usarlo para dar órdenes, modificar la conducta de los demás o comprender sus propios estados emocionales.,

Más adelante, en el desarrollo, podremos jugar con las emociones, mostrando caras de pena, cansancio, enojo o haciendo reír o llorar a muñecos. Jugaremos a consolar, alimentar y cuidar a muñecos o a los adultos o simplemente, nos haremos cariños de cuando en cuando, cada vez que se realiza una acción requerida, manteniendo una constante estimulación emocional en beneficio del desarrollo afectivo y social de los niños.

Recordemos que a los padres nos está permitido jugar, más ahora que sabemos los beneficios fisiológicos, cognitivos y emocionales de la actividad lúdica. Volver un poco a ser niños nos ayuda a ponernos en el punto de vista de nuestros hijos y disfrutar con cosas tan simples como una caja, unos muñequitos o saltar desde un escalón.

Antes de tener trabajo, casa y responsabilidades, nuestra vida se construyó en el descubrimiento cotidiano de las posibilidades infinitas de jugar en cada rincón, con cualquier objeto y con cualquier persona. Una vez estimuladas la Acción Conjunta y el Manejo Emocional, podemos volver a disfrutar cotidianamente del juego con nuestros hijos y descubrir que el esfuerzo ha valido la pena, por esos momentos especiales, que ninguna otra persona conoce o disfruta, sólo nosotros.


Extracto del capítulo VI del libro Mi hijo no habla


© Miguel Antonio Higuera Cancino, todos los derechos reservados.









domingo, 22 de abril de 2012

Videojuegos educativos para niños y adultos con autismo

LA HABITACIÓN DE LOS PICTOGRAMAS

La Habitación de los Pictogramas es un conjunto de videojuegos educativos diseñados para trabajar áreas claves del desarrollo de niños y adultos con autismo.



La Habitación de los Pictogramas supone una forma lúdica y entretenida de avanzar en aspectos básicos de la comunicación, la atención conjunta, el esquema corporal y la imitación. Mediante apoyos visuales y musicales, el niño o adulto cuenta inicialmente con cuarenta videojuegos diferentes en los que aprender aprovechando sus puntos fuertes. El carácter visual de los juegos, la música y el uso del propio cuerpo













Teoría de la mente: Cómo trabajarla paso a paso

Buenas Noches Yun Besito comparte este manual sobre Teoría de la Mente donde los autores recogen todos los ejercicios y estrategias que han seguido para enseñar que no todas las personas percibimos, pensamos, sentimos o creemos lo mismo.
Gracias por el aporte.

La teoría de la Mente paso a paso

Relación entre TDAH Y TOD

La literatura científica presenta una gran diversidad de casos en donde ambas entidades diagnósticas se hacen presentes en un mismo individuo. Los estudios señalan que entre un 40-60% de los casos con TDAH tendrán en algún momento un TOD. Y entre el 69 y 80% de preadolescentes con TOD presentan los criterios para el TDAH.

Lo más común en estos casos es encontrar el TDAH como diagnostico primario, mientras que el TOD aparece como síntoma asociado o secundario. Sin embargo, es vital para el éxito del tratamiento el poder diferenciar los síntomas que pertenecen al TDAH de aquellos que corresponden al TOD.

Es difícil determinar si los problemas de conducta representan un trastorno comórbido o si simplemente son una de las manifestaciones principales del TDAH. Independientemente del TOD, la mayoría de los niños con TDAH presentan problemas de comportamiento con sus iguales o con las figuras de autoridad.

Cunado se ha comparado el entorno familiar de niños con TDAH con el de niños con TDAH más TOD, se ha evidenciado que en las formas puras de TDAH existe un grado mucho menor de psicopatología y estrés familiar.

Biederman, afirma que el trastorno de conducta y el trastorno oposicionista desafiante, ocurren con mayor frecuencia en niños con TDAH (entre el 30-50% de los afectados). Szatmari, llegó a la conclusión de que los niños que presentan un trastorno del comportamiento casi siempre tienen un trastorno desafiante por oposición y /o TDAH.

Es muy importante que tanto el profesional involucrado en los procesos de diagnostico y tratamiento así como los padres de estos niños, tengan una clara distinción entre el TDAH y el TOD. El primer diagnostico a mencionar será aquel cuyos síntomas sean los más severos y perturbadores, dejando en segundo lugar el diagnóstico cuyos síntomas sean secundarios en importancia.

Muchos profesionales se han preguntado por que la comorbilidad entre el TOD y el TDAH es tan común. Se pueden plantear las posibles explicaciones:


•Un trastorno representa un factor de riesgo para el desarrollo subsiguiente del otro trastorno.

•Los trastornos comparten los mismos factores de riesgo u otros relacionados.

•Existe una base sintomática subyacente (impulsividad) común para uno o más de estos trastornos.

•En lo que se refiere a los rasgos comunes a los diferentes trastornos de conducta perturbadora, encontramos que la contribución genética para el TDAH y el TC es del 87%, para el TC y TOD del 82% y para el TDAH y el TOD del 87% (Coolidge y cols., 2000)

En resumen, la hiperactividad es una de las vías que conduce a las alteraciones de conducta.


Fuentes:

Tratamiento del trastorno oposicionista desafiante. E. Rigau-Ratera, C. García-Nonell, J. Artigas-Pallarés.

Trastorno de conducta: el trastorno negativita desafiante. María Victoria Ruiz Díaz

Etiología: Factores genéticos. Joaquín Díaz Atienza.

Alumnado con trastorno oposicionista-desafiante. Marisa Ramón

http://medicablogs.diariomedico.com/reflepsiones/2009/08/12/tdah-y-trastorno-negativista-desafiante/

http://medicablogs.diariomedico.com/reflepsiones/2011/07/30/intervencion-en-el-trastorno-de-oposicion-desafiante-tod/