- · Palabras que hacen milagros: Escuche atentamente lo que le cuente su hijo. Hágase eco de lo que diga, mírele a los ojos mientras conversa con él y déjele que acabe de hablar sin interrumpirle. Demuéstrele su interés y hágale saber que le importa lo que le está contando. Anímele.
“Estupendo”, “Así se hace”, “Me gusta”, “Confío en ti”.
- · Así se hace: Esté pendiente de lo que haga su hijo, valore su esfuerzo y échele una mano si necesita ayuda. Cuando las cosas no le salgan del todo bien, guíele, pero no le critique. “Vaya…, si lo ordenas un poquito más estará perfecto”. Haga la vista gorda con lo que esté mal y fíjese en lo que está bien. Demuéstrele que está satisfecho y orgulloso de él.
“Lo has conseguido”, “Está bien”, “Debes estar orgulloso, lo has logrado”, “Está mucho mejor”, “Realmente estás mejorando mucho”.
- · Respeto y confianza: Valorar el esfuerzo no el resultado cuando éste deja bastante que desear. Anímele a que haga todo lo que pueda. Si no se le dan responsabilidades y no se confía en él, se sentirá inadecuado, torpe, incapaz, dependiente. Trátale como te gustaría que te trataran a ti, así no meterás la pata nunca. Elija sus palabras con mucho cuidado, anímele y hágale sentirse importante.
- · Saborear las mieles del éxito: No hacer una montaña de los problemas que tenga el niño con los estudios. Buscarle hobbies, intereses o actividades al aire libre para que puedan disfrutar de la vida. Cambiar el “chip” de lo que no saben hacer a lo que saben hacer. Los niños que tienen confianza en sí mismos son los que triunfan en algo. Hay que ayudarles a encontrar en qué consiste ese algo.
Fuente:
Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica de Alcobendas
Consejería de Educación. Comunidad de Madrid
Marisa Ramón Fernández
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