Las conversaciones son, cuando menos, tan importantes como la lectura o la narración de cuentos.
De acuerdo con los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California Los Ángeles (Estados Unidos) y publicado en el último número de la revista Pediatrics (2009;124:342-349), los progenitores no deberían limitarse a leerle a sus hijos para acelerar el desarrollo del lenguaje de la progenie, sino también tener conversaciones con ellos. Y es que como muestra este trabajo llevado a cabo con cerca de 300 familias en las que se contaba algún miembro de 2 a 4 años de edad, las conversaciones con los niños se presentan cuando menos igual de importantes que la lectura o narración de cuentos a la hora de ayudar a desarrollar el lenguaje.
El estudio muestra que, en comparación con sus pares, los niños en edad preescolar que tienen más conversaciones con los adultos obtienen mejores resultados en las pruebas convencionales para evaluar sus habilidades en el lenguaje. Además, su desarrollo del lenguaje será igualmente más fuerte durante los siguientes 18 meses.
De manera tradicional, los expertos han requerido de los padres la lectura a sus hijos para fortalecer su desarrollo del lenguaje. Una recomendación que, como apunta el Dr. Frederick J. Zimmerman, director de la investigación, “no se ve para nada modificada con nuestros hallazgos, que por su parte muestran que las conversaciones entre padres e hijos son igualmente importantes. Lo que los niños aprenden en sus primeros años no es tanto lenguaje como comunicación. Y la mejor manera para mejorar la comunicación es practicarla”.
- Conversaciones y ‘monólogos’
Para llevar a cabo la investigación, los autores dotaron a 275 familias de aparatos de grabación digital con objeto de filmar las conversaciones y ‘monólogos’, así como la exposición a las conversaciones y a la TV, de sus hijos en edad preescolar. Los niños llevaron puesto los aparatos un día de cada mes de los hasta 6 contemplados en el seguimiento –si bien el seguimiento se prolongó hasta 18 meses en el caso de algunas familias específicas.
Evaluados los resultados a largo plazo, las conversaciones padre-hijo se asociaron con un mejor desarrollo del lenguaje. Y como aclara el Dr. Zimmerman, “nuestro trabajo sugiere de una manera sólida que es la interacción, en este caso la conversación, la que promueve un buen desarrollo del lenguaje, y no viceversa, esto es, que los niños con mayores habilidades para el lenguaje fueron los que tenían mayor capacidad para conversar con los adultos”.
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